viernes, 23 de enero de 2009

TEORIA DEL DESARROLLO CAPITALISTA

II. EL PROBLEMA DEL VALOR CUALITATIVO

La producción de mercancías es una de las posibles formas de la vida económica que domina la edad moderna. La mercancía es todo lo que se produce para el cambio. Así, la ciencia económica es la ciencia de la producción de mercancías. Las ocupaciones de las que se debe ocupar la economía política no son únicamente cuantitativas (relaciones cuantitativas que nacen de la producción de mercancías) también son cualitativas (carácter de las relaciones sociales subyacentes en la forma mercancía). Estos son el problema del valor cuantitativo y el problema del valor cualitativo. Ambos elementos están incluidos en la teoría del valor de Marx.
- Valor de uso: Toda mercancía consta de características: el de valor de uso y el de valor de cambio. El valor de uso expresa la relación entre el consumidor y el objeto consumido.
- Valor de cambio: Es una relación cuantitativa entre cosas o entre mercancías. El trabajo tiene un carácter social por el acto de cambio, es decir, el cambio de mercancías es un cambio de los productos del trabajo de productores individuales que trabajan en una sociedad basada en la división del trabajo.
- Trabajo y valor: El trabajo tiene dos aspectos: uno correspondiente al valor de uso y el otro al valor de la mercancía que produce. Todo trabajo es un gasto de fuerza humana y en su carácter de trabajo crea y forma los valores de las mercancías.
- Trabajo abstracto: El trabajo abstracto es el "trabajo en general", es lo común a toda actividad humana productiva, es el producto de las diferentes clases de trabajo. Esta es una abstracción que pertenece a la esencia del capitalismo, debido a la gran movilidad del trabajo que existe en la sociedad capitalista.
- La relación de lo cuantitativo con lo cualitativo en la teoría del valor: El trabajo abstracto es la sustancia del valor. Todas las mercancías son valores y trabajo abstracto materializado (absorben una parte del total de la fuerza de trabajo disponible de la sociedad). El trabajo abstracto se puede medir en unidades de tiempo, así, el valor es el resultado de la conexión que existe entre un artículo y la parte del tiempo total de trabajo de la sociedad que se requiera para producirlo (tarea central de la teoría del valor cuantitativo).
- El carácter fetichista de las mercancías: El origen del carácter fetichista de las mercancías es el carácter social del trabajo que produce esas mercancías. Este carácter social del trabajo sólo aparece en el acto del cambio. Con el capitalismo se produce la materialización de las relaciones sociales y la despersonalización de las relaciones productivas, es decir, el productor individual sólo se relaciona con los demás a través del "mercado", donde los precios y las cantidades vendidas son las realidades sustanciales y los individuos sólo son sus instrumentos. Es un estado de sociedad en el cual el proceso de producción domina al hombre.

III. EL PROBLEMA DEL VALOR CUANTITATIVO.

Sweezy parte de la idea de que en toda sociedad, es fundamental que el trabajo sea aplicado a la producción y que los productos sean distribuidos entre los miembros de la sociedad (por tanto, lo que cambia en el curso de la historia es la forma de organizar y llevar a cabo estas actividades). La necesidad de distribuir el trabajo social en proporciones no puede ser eliminada por la forma particular de la producción social, sino que sólo cambia la forma que asume. Así pues la forma mediante la que esta división de trabajo opera se manifiesta en el cambio privado o valor de cambio de los productos. La labor de la teoría del valor cualitativo fue descubrir las implicaciones de esta forma de producción (en términos de relaciones sociales y conciencia social) ya que el estudio del valor de cambio mismo es sólo el comienzo de la ciencia económica y no su objetivo último.
Para Marx, es clara la existencia de una correspondencia estricta entre las proporciones tanto del cambio como de las proporciones del tiempo de trabajo. Así pues, cuando determinamos el valor no debemos tener en cuenta más trabajo que el socialmente necesario. El trabajo más cualificado que el trabajo simple, debe tener correlativamente una mayor capacidad de producir valor; Entonces, la relación entre ambos tipos de trabajo es en teoría sensible de medición independientemente de aquellos valores de mercado de sus productos. Cumpliendo la regla de que la superioridad del más diestro se manifiesta independientemente de la línea de producción en que pueda ser empleado. Por otro lado, si la diferencia entre dos obreros es por cuestión de entrenamiento, quiere decir que el obrero emplea de una manera indirecta parte del trabajo de sus maestros y no sólo su propio trabajo. Estas diferencias, en la práctica, pueden ser posiblemente el resultado a un conjunto de diferencias tanto en el uso de la habilidad y del entrenamiento. Marx hizo notar que las diferentes proporciones en que diferentes clases de trabajo se reducen a trabajo no calificado como su norma son establecidas por un proceso que tiene lugar a espaldas de los productores y por consecuencias, parecen ser fijadas por la costumbre.
Contrariamente, aquellos críticos de la teoría del valor de Marx, mantienen que la reducción del trabajo calificado a trabajo simple, implica el razonar de una manera continua. Para Paul Sweezy debe existir siempre una fuerte relación de cambio que ha de ser muy estable entre los productos, ya que si no fuera así se produciría un desequilibrio pronunciado. Por ello, tanto la oferta como la demanda están equilibradas únicamente cuando el precio de cada mercancía sea proporcional al tiempo de trabajo requerido para producirla (o a la inversa); se establecerán precios proporcionales a los tiempos de trabajo sólo en caso de que las fuerzas competidoras de la oferta y demanda puedan trabajar libremente. Entonces, la relación existente entre demanda y oferta, explica por una parte las desviaciones de los precios de mercado, y por otra, la tendencia a hacer fluctuar estas desviaciones, es decir a suspender el efecto de la relación de demanda y oferta. El precio de mercado de una mercancía, coincide con su valor real en el momento en que oferta y demanda se equilibran mutuamente y cesan de actuar.
Centrándonos en el valor de uso de las mercancías individuales el autor nos habla que, depende de la necesidad particular que cada una satisface; Por otro lado el valor de uso de la masa social de productos, depende de la medida en que satisface en cantidad, una necesidad social precisa de cada clase particular de producto. Por lo tanto, podríamos considerar a la necesidad social como un factor que determina e influye en la cantidad de trabajo social que deben proveer las diversas esferas particulares.Cuando examinamos el reconocimiento que Marx hacía tan claramente hacia el rol que juega la demanda a la hora de adjudicar el trabajo social, se nos plantean dos preguntas principales: Primeramente ¿Por qué le destinó tan poca dedicación a su teoría? Y segundo, ¿por qué no elaboró una teoría, concretamente, de la opción de los consumidores?
Antes de responder a las preguntas debemos tener en cuenta previamente dos razones: Lo primero es que bajo el capitalismo la demanda efectiva es únicamente una cuestión dependiente de las necesidades poseen los consumidores. En el segundo lugar se encuentra la cuestión principal relacionada a la distribución del ingreso; No olvidemos que la demanda social se ve condicionada las relaciones mutuas existentes entre las diferentes clases económicas y sus posiciones económicas relativas.
Podría explicar esto con más claridad diciendo que, primero por la proporción entre la plusvalía total y los salarios. Segundo por la división de la plusvalía en sus diversas partes. Para Marx los gustos de los consumidores juegan un papel importante a la hora de determinar la asignación de los esfuerzos productivos. Ello es debido a que afirmaba que las necesidades son un reflejo del desarrollo técnico y organizacional de las sociedades; por lo tanto lo que determina la conciencia de los hombres es su existencia social.
Paul Sweezy afirmará en lo relacionado con la ley del valor de Marx que ésta resume las fuerzas actuantes en una sociedad productora de mercancías a las cuales regula. Estas serán: primeramente las proporciones del cambio de mercancías, seguido de la la cantidad producida de cada una y finalmente la asignación de la fuerza de trabajo a las diferentes ramas de la producción. Por ello, una sociedad de productores privados que satisfagan sus necesidades por el cambio entre ellos sería la condición básica para la existencia de una ley del valor (Siendo esta última en esencia una teoría de equilibrio general). En lo referente a la ley interna del mercado Sweezy mantendrá que se cumple meramente por medio de la competencia entre los productores, por la presión mutua de uno sobre el otro, mediante la cual se equilibran las diferentes desviaciones; la ley del valor ejerce aquí su influencia, manteniendo el equilibrio social de la producción entre las fluctuaciones accidentales. Así la ley del valor pierde su importancia, el principio de planeación le sustituye, en la economía política de una sociedad socialista la teoría de la planeación debiera ocupar la misma posición básica que la teoría del valor en la economía política de una sociedad capitalista.
Según Marx el precio, entonces, es tan sólo el término y expresión monetaria del valor (más tarde en su obra aparece luego el término precio de producción).
Afirma que la demanda alcanza un especial y característico significado, debido a que el control de la oferta por el monopolista le permite aprovecharse de las condiciones de la demanda. Por otra parte el autor señala que las relaciones de valor cuantitativamente son perturbadas por el monopolio (las relaciones del valor cualitativo). Podríamos mantener, por tanto, que el monopolio no altera las relaciones sociales básicas de la producción de mercancías. Entonces a pesar de encontrase bajo ciertas condiciones de monopolio, podemos seguir calculando y comparando mercancías o conjuntos de las mismas en unidades de tiempo de trabajo.

IV. PLUSVALÍA Y CAPITALISMO.

Sólo bajo el capitalismo todos o la mayoría de los productos toman la forma de mercancías, por lo que puede decirse que el capitalismo necesita un alto grado de producción de mercancías. Ello no quiere decir que la simple producción de mercancías tenga que ser capitalismo.
- El capitalismo. En la producción simple de mercancías cada productor posee y trabaja con sus propios medios de producción. En cambio en el capitalismo los medios de producción están bajo el control de un grupo de individuos y el trabajo en manos de otros individuos distintos. Además los medios de producción y la fuerza de trabajo son considerados mercancías, por lo que ambos tendrán un valor de cambio. Lo que hará, en el capitalismo, que relaciones entre propietarios y no propietarios tengan la forma de relaciones de cambio (la compra y venta de la fuerza de trabajo es la diferencia fundamental entre capitalismo y la producción de mercancías).
El proceso propio de la producción simple de mercancías es el siguiente: M – D – M: el productor parte de la mercancía (M) que ha producido, la vende a cambio de un dinero (D) y, con ese dinero, compra otras mercancías que necesita (M).
En cambio, el proceso propio del capitalismo es el siguiente: D – M – D’: el capitalista, en calidad de tal, acude al mercado con dinero (D), compra fuerza de trabajo y medios de producción - como mercancías que son en el capitalismo - (M) y, tras el proceso de producción, tiene un bien que puede vender para conseguir dinero otra vez (D’). Puesto que si la primera D fuese igual a la última, el proceso carecería de sentido, lo significativo para el capitalista es que la segunda D sea mayor que la primera y así obtener un beneficio, al que Marx denomina Plusvalía y define como: "el fin directo y el incentivo determinante de la producción". Siendo, no los valores de uso sino la obtención ilimitada de ganancias, el fundamento y finalidad del capitalista.
- El origen de la plusvalía. La fuerza de trabajo es una mercancía, esto no quiere decir que el trabajo (como desgaste de músculo y cerebro) sea una mercancía, sino que el trabajador (su tiempo) es una mercancía. Puesto que la fuerza de trabajo es una mercancía ha de tener un valor. Su valor es el valor de los medios de subsistencia necesarios para el mantenimiento del trabajador. Llegados a este punto se puede pasar al análisis de la plusvalía.
Para que un capitalista pueda vender algo en el mercado ha de comprar materiales, maquinaria y fuerza de trabajo. Marx supone que el capitalista compra y vende en sus valores de equilibro, pero termina con más dinero del que empezó ¿cómo es capaz de generar valor el capitalista? El valor que transfieren materiales, edificios y maquinaria al producto final es el mismo que el que ha costado su adquisición por lo que será la fuerza de trabajo el lugar donde la plusvalía tiene su origen.
El capitalista compra la fuerza de trabajo al valor que supone la subsistencia del obrero y ese valor se agrega al valor final de la mercancía. Si el proceso terminase aquí el capitalista no obtendría beneficio. Pero si el trabajador trabaja más tiempo de aquel que paga su subsistencia seguirá agregando valor al producto y ahí es donde se generará la plusvalía que el capitalista puede tomar para sí. El trabajo de un día por lo tanto, puede dividirse en dos partes: trabajo necesario (su valor va al salario del obrero) y trabajo excedente (su valor va al beneficio del capitalista).
- Los componentes del valor. El valor de cualquier mercancía producida bajo el capitalismo puede dividirse en tres partes resumidas bajo la fórmula: c + v + p = valor total. Siendo: c = capital constante = valor de los materiales y maquinaria usada, no sufre ninguna alteración cuantitativa de su valor en el proceso de producción. = desembolso en capitales más depreciación; v = capital variable = valor de la fuerza de trabajo, reproduce el equivalente a su propio valor y produce un excedente de valor (plusvalía). = desembolso en sueldos y salarios; p = plusvalía. = ingreso disponible para su distribución como interés y dividendos o para su reinversión en el negocio, y valor total = valor total de una mercancía. = entradas brutas en ventas.
A continuación se definirán y discutirán ciertas proporciones derivadas de esta fórmula.
- La tasa de plusvalía. La tasa de plusvalía es la proporción de la plusvalía con respecto al capital variable. Es la forma capitalista de lo que Marx llama la tasa de explotación (proporción del trabajo excedente con respecto al trabajo necesario). La diferencia es que la tasa de explotación es aplicable a toda sociedad de explotación mientras que la tasa de plusvalía sólo es aplicable al capitalismo.
La magnitud de la tasa de plusvalía depende de tres factores: la duración del día de trabajo que establece el tiempo total que debe dividirse entre trabajo necesario y trabajo excedente; la cantidad de mercancías que entran en el salario real; la productividad del trabajo que junto con la anterior establece cuanto del tiempo total ha de contabilizarse como trabajo necesario.
Esto nos muestra que la tasa de plusvalía aumentará en caso de que (todas reducen el trabajo necesario): haya una extensión del día de trabajo; se produzca una rebaja del salario real; y aumente la productividad del trabajo.
Marx trabaja casi siempre con la suposición de tasas iguales de la plusvalía, basada en ciertas tendencias muy reales de la producción capitalista. Esta suposición asume que debe haber fuerza de trabajo homogénea, trasferible y móvil para todas las ramas de la industria y todas las empresas dentro de cada industria. Así como que todas las ramas y empresas de la industria deben emplear exactamente la cantidad de trabajo que sea socialmente necesaria en las circunstancias existentes.
- La composición orgánica del capital. La composición orgánica del capital es una medida de la amplitud en que el trabajo es provisto de materiales, instrumentos y maquinaria en el proceso productivo. Varias proporciones sirven para indicar esta relación, pero la más adecuada es la proporción del capital constante con respecto al capital total.
La composición orgánica del capital queda determinada por la tasa de los salarios reales, la productividad del trabajo, el nivel común de la técnica y la amplitud de acumulación de capital en el pasado.
- La tasa de la ganancia. Esta es la proporción crucial para el capitalista. Es la proporción de la plusvalía con respecto al desembolso total de capital.
Esta proporción, al identificar directamente la plusvalía con la ganancia del capitalista, supone que no ha que pagar ninguna porción de la plusvalía en forma de renta a algún propietario.
La fórmula muestra la tasa de la ganancia sobre el capital realmente empleado en la producción. Sin embargo, en la práctica, el capitalista calcula la tasa de ganancia sobre su inversión total sobre un periodo de tiempo dado. Generalmente la total inversión no es igual que el capital empleado durante un periodo de tiempo determinado ya que el tiempo de rotación de los distintos elementos de la inversión total varía gradualmente. Se hace la suposición de que todo capital tiene un idéntico periodo de rotación para un periodo de tiempo determinado. Por lo que materiales, maquinaria y fuerza de trabajo durarán desde el principio hasta el final del tiempo que dura el proceso de producción, sin que haya que sustituir alguno de estos elementos a mitad del proceso.
Los factores que determinan la tasa de la ganancia son idénticos a los factores que determinan la tasa de la plusvalía y la composición orgánica del capital ya que queda de mostrado matemáticamente que la tasa de ganancia es una función de las anteriores.
Como en el caso de la tasa de la plusvalía, también en el de la tasa de la ganancia se supone la igualdad general entre las industrias y las empresas. La movilidad de los trabajadores de la que se habló en la tasa de plusvalía se corresponde aquí con la movilidad del capital a zonas de mayores ganancias. A pesar de ello en la práctica, y en ausencia del monopolio, el capital es más homogéneo y movible que la fuerza de trabajo.
Si tanto las tasas de la plusvalía como las tasas de la ganancia son iguales en todas partes, se sigue entonces que, si el cambio de mercancías debe realizarse de acuerdo con la ley del valor, la composición orgánica del capital debe ser también la misma en todas partes pero esto sólo sucede en industrias del mismo tipo. Deja de ocurrir entre industrias productoras de mercancías por completo diferentes y con métodos muy variados. Evidentemente no hay nada que haga coincidir las proporciones del capital constante con respecto al capital variable en las industrias del acero y de las confecciones.
Por tanto, es inevitable la conclusión de que en el mundo real de la producción capitalista, la ley del valor no ejerce un control directo. Sin embargo, no se justifica de ningún modo que la teoría del valor deba ser desechada. Ya que si, mediante una prueba adecuada, se incluyen las diferencias en las composiciones orgánicas y las modificaciones resultantes son meramente secundarias quedará demostrado tanto el método como las conclusiones de Marx son correctos. Suponiendo que la composición orgánica del capital fuese la misma en todas las esferas de la producción, la ley del valor controlaría directamente el cambio de mercancías sin detener la explotación de los obreros por los capitalistas y sin reemplazar el deseo de ganancia de los capitalistas por ningún otro motivo en la determinación del volumen, la dirección y la técnica de la producción.

V. LA ACUMULACIÓN Y EL EJÉRCITO DE RESERVA.

El capítulo comienza describiendo una teórica situación económica estable y sin acumulación de capital, llamada "Reproducción Simple". La producción se divide en dos amplias categorías:
Producción de medios de producción y producción de artículos de consumo, y estos últimos, en otras dos categorías (artículos necesarios para la vida y artículos de lujo). Esto es la oferta total de mercancías.
Por otro lado, los ingresos están formados por tres categorías: ingresos que el empresario deberá invertir en medios de producción, plusvalía y el salario. Esto se considera la demanda de mercancías.
Para que este sistema sea estable, el capital constante usado debe ser igual a la producción total de la rama de bienes de producción, por lo que el capital usado en la rama de artículos de consumo debe ser igual al valor de las mercancías consumidas por los obreros y capitalistas dedicados a producir medios de producción. Ambas ramas deben interaccionar entre ellas para equilibrar la balanza, cuando el capital variable y las plusvalías de la primera rama sean iguales al capital constante de la segunda, estableciéndose un equilibrio entre la suma de la oferta y la demanda.
Pero la realidad es bien distinta, y el empresario que gasta todos sus ingresos se convierte en la realidad en un empresario que acumula capital. El capital que acumula lo reinvierte para obtener más plusvalía, volver a invertirlo y así sucesivamente. A este modelo se le llama "Reproducción Ampliada". El éxito en la sociedad capitalista consiste en aumentar el capital propio. En contraste con la "Reproducción Simple", mostrando la interrelación entre la oferta y la demanda cuando la acumulación es tomada en cuenta, es decir, cuando los capitalistas no consumen ya totalmente la plusvalía, sino que ésta se divide en tres partes: una que consumen los capitalistas, otra que se agrega al capital constante y otra que se suma al capital variable. En consecuencia, la acumulación conlleva a un aumento en la demanda de fuerza de trabajo. El aumento de demanda implica un aumento en el precio de la mercancía, lo que produce una desviación del precio respecto del valor. Si en el primer caso la fuerza de trabajo se vende en su valor, ahora ya no hay igualdad entre fuerza de trabajo y salarios.
Marx introduce en concepto de "ejército de reserva" o "población excedente relativa" para referirse a los obreros desocupados, que mediante su competencia activa en el mercado de trabajo ejercen una presión constante hacia abajo, en el nivel de salarios. El empresario ha podido sustituir empleados por máquinas, para reducir el salario. Por tanto, gran parte de este sector está formado por los que han sido desplazados por las máquinas.
Un estallido de acumulación de capital puede ser el resultado de una apertura de un nuevo mercado o de una nueva industria. Es en estos casos cuando el ejército de reserva se vacía y desaparece el obstáculo que frena el alza de los salarios. Pero en cada período de crisis, (eliminación de trabajo) se vuelve a reconstruir el ejército.
Según las teorías clásicas, los salarios se regulan según factores externos al sistema (población). A estas teorías, Marx incluye el empleo industrial y al ejército de reserva. Lo que en definitiva viene a explicarnos Sweezy en este capítulo, es que según Marx, el ejército de reserva está formado mediante las innovaciones tecnológicas para economizar trabajo, y gracias a este, puede sobrevivir la plusvalía y la clase que ella sostiene. Además, a este respecto Sweezy destaca la idea errónea de suponer que la acumulación o la introducción de las máquinas para ahorrar trabajo marche a un paso igual, como para mantener un equilibrio entre los salarios y la plusvalía.

VI. LA TENDENCIA DESCENDENTE DE LA TASA DE LA GANANCIA.

- La formulación de la ley por Marx. La acumulación de capital va acompañada por una mecanización progresiva del proceso de producto. La productividad del trabajo crece de continuo, desde otro punto de vista quiere decir que la composición orgánica del capital exhibe también un curso ascendente sostenido, ley de la tendencia descendente de la tasa de ganancia. La tasa de la ganancia puede expresarse en términos de la tasa de la plusvalía y la composición orgánica del capital.
g = p´ (1-o)
De aquí se sigue que, si suponemos que la tasa de plusvalía (p´) es constante, la tasa de la ganancia (g) varía en sentido inverso a la composición orgánica del capital (o). Ciertos obstáculos internos se oponían al desarrollo indefinido de la producción capitalista. Una composición orgánica ascendente del capital es la expansión de la creciente productividad del trabajo; por otra parte, la tasa descendente de la ganancia que la acompaña tiene que cerrar al fin los cauces de la iniciativa capitalista. La tasa de la ganancia es la fuerza compulsora de la producción capitalista, y sólo se producen aquellas cosas que rinden una ganancia, de aquí el pavor de los economistas ingleses.
- Las causas contrarrestantes. Marx enumera seis causas contrarrestantes que contrarrestan y anulan la ley general de la tasa descendente de la ganancia, dejándole tan sólo el carácter de una tendencia. La sexta se relaciona en realidad con la forma de calcular la tasa de ganancia y no la examinaremos. Las otras cinco se clasifican según si su efecto sea mantener baja la composición orgánica del capital o si eleva la tasa de plusvalía: a) abaratamiento de los elementos del capital constante. Uso creciente de máquinas, elevando la productividad del trabajo, disminuye el valor por unidad del capital constante. Aunque crece sin cesar, no puede crecer en la misma proporción que su volumen material; b) aumento de la intensidad de explotación. Aquí Marx hace hincapié en la prolongación de la jornada de trabajo y en lo que hoy se llamaría acelerar y estirar. La prolongación de la jornada de trabajo eleva directamente la tasa de la plusvalía, aumentando la cantidad de trabajo excedente sin afectar la de trabajo necesario. El efecto es elevar la tasa de la ganancia en relación con lo que en otras circunstancias hubiera sido; c) depresión de los salarios más debajo de su valor. Se apoya en la suposición general de que todos los precios y salarios están determinados por el mercado, y esta suposición rechaza la posibilidad de una política de salarios agresiva por parte de los capitalistas; d) sobrepoblación relativa. Hemos visto ya en el capitulo anterior como el uso creciente de maquinaria, que en sí mismo significa una más alta composición orgánica del capital, deja libres a cierto número de trabajadores y crea así la sobrepoblación relativa o el ejército de reserva. La existencia de trabajadores desocupados conduce a la instalación de nuevas industrias con una composición orgánica del capital relativamente baja y, por lo mismo, una tasa de la ganancia relativamente alta. Por esta razón hemos clasificado la sobrepoblación relativa como uno de los factores que tienden a elevar la tasa de plusvalía; e) comercia exterior. A menudo el comercio exterior hace posible adquirir materias primas y artículos necesarios para la vida, más baratos que si se produjeran en el país. No existe ninguna relación necesaria entre las posibilidades de comercio exterior y los cambios en la composición orgánica del capital.
- Una crítica de la ley. Si la tasa de la plusvalía permanece invariable, esto significa que tiene lugar una elevación de los salarios reales, exactamente proporcional al aumento en la productividad del trabajo. Supongamos que la productividad del trabajo se duplica, es decir, que en un tiempo igual el trabajo produce dos veces lo que antes. Entonces, puesto que una tasa de la plusvalía inalterable significa que el obrero trabaja la misma cantidad de tiempo para sí, pero la misma cantidad para el capitalista, que antes, resulta que tanto la producción total física representada por el salario como la producción total física representada por la plusvalía se han duplicado también. En otras palabras, la productividad acrecentada del trabajo del obrero beneficia a este en igual grado que al capitalista. Es un procedimiento mejor el de reconocer desde el principio que la productividad ascendente tiende a llevar consigo una tasa más alta de la plusvalía.
Si se supone que tanto la composición orgánica del capital como la tasa de la plusvalía son variables, como creemos que debiera hacerse, entonces la dirección es que la tasa de la ganancia cambiará se hace indeterminada. Todo lo que podemos decir es que la tasa de la ganancia bajará si el porcentaje de aumento en la tasa de la plusvalía es menor que el porcentaje de disminución en la proporción del capital variable con respecto al capital total.
La suposición de Marx de una tasa constante de la plusvalía pudiera considerarse como un recurso útil para enfocar la atención en el elemento más importante de la situación, y podría justificarse el considerar los cambios en la tasa de la plusvalía como una causa contrarrestante. Tal opinión le parece al autor de este libro insostenible en términos físicos es seguramente verdad que la cantidad de maquinaria y materiales por obrero ha mostrado una tendencia a crecer muy rápidamente, pero la composición orgánica del capital es una expresión del valor; y debido a la productividad del trabajo en ascenso constante, el crecimiento en el volumen de maquinaria y materiales por obrero no debe considerarse como un índice del cambio en la composición orgánica del capital.
Parece mejor, por lo tanto, usar la expresión "cambio en la composición orgánica del capital" son en el sentido neto que toma en cuenta el abaratamiento de los elementos del capital constante. Si se hace esto será tal vez menor la tentación de pensar en la composición orgánica en términos físicos y no en términos de valor. Esto no significa que no haya ninguna tendencia de la tasa de la ganancia a descender. No sólo Marx; si no los teóricos clásicos y los teóricos modernos también, todos han considerado una tendencia descendente de la tasa de la ganancia como un rasgo básico del capitalismo. Lo único que he querido poner de manifiesto es que no es posible demostrar una tendencia descendente de la tasa de la ganancia comenzando el análisis por la composición orgánica ascendente del capital. El proceso capitalista de producción es esencialmente un proceso de acumulación, se sigue que este solo hecho surgía una tendencia persistente de la tasa de la ganancia a caer, los capitalistas mediante introducción de maquinaria y otros recursos para economizar trabajo, procura mantener la tasa de la ganancia en su nivel anterior y aun elevarla por encima de él. Es aquí donde la composición orgánica ascendente del capital entra en el cuadro, el aumento en la composición orgánica de capital tenderá a restablecer la tasa de la plusvalía, y en esa forma, a acrecentar el volumen de la plusvalía más allá de lo que este hubiera sido en ausencia del aumento de la composición orgánica del capital.
Existen otras fuerzas, además de las mencionadas hasta ahora, pueden ser clasificadas en aquellas que tienden a deprimir la tasa de la ganancia y aquellas que tienden a elevarla: a) sindicatos. Su aliado principal en esta guerra a los salarios es el ejercito industrial de reserva. Si la competencia del ejercito industrial de reserva en el mercado de trabajo pudiese actuar sin estorbo ni obstáculo, los ingresos reales de los obreros podrían ser mantenidos en un bajo nivel de subsistencia, en tanto que los capitalistas reportaban todos los beneficios del aumento en la productividad, recibiendo una participación más grande, en el valor de la producción total, a la vez que todo el aumento en el ingreso real. El ejército de reserva es el obstáculo más importante que impide a los trabajadores participar de las ventajas del desarrollo industrial, por los que los obreros se agrupan en sindicatos, asegurándose de este modo hasta donde es posible, el control de la fuerza de trabajo; b) acción del Estado en beneficio de los trabajadores. La limitación legal de la jornada de trabajo, es el seguro contra el desempleo y, recientemente, en Estados Unidos, la legislación destinada a salvaguardar el derecho de contratación colectiva; c) organizaciones patronales. Estas organizaciones están para mejorar la posición contractual del capital frente al trabajo; d) exportación del capital. La exportación de capital actúa para mitigar la presión sobre el mercado de trabajo doméstico, y en esta forma, impide que la acumulación tenga todo su efecto depresivo sobre la tasa de la ganancia; e) formación de monopolios. Es obvio que los capitalistas individuales crean monopolios con la esperanza de mejorar su propia tasa de la ganancia; f) acción del Estado en beneficio del capital. Un ejemplo son las tarifas protectoras que pueden tener el efecto de elevar la tasa de la ganancia general, pero aquí también el resultado total es complejo y debe reservarse para ulterior consideración.

VIII. LA NATURALEZA DE LAS CRISIS CAPITALISTAS

En el manifiesto, Marx habla de las crisis comerciales, que por su repetición periódica ponen a prueba la vida de toda la sociedad burguesa.
Las crisis son fenómenos complicados. Marx expresó: "la crisis real puede explicarse sólo por el movimiento real de la producción capitalista, de la competencia y del crédito. La crisis como fenómeno concreto complejo no podía ser plenamente analizada en los niveles de abstracción a que El Capital se reduce.
- La producción simple de mercancías y la crisis. En tanto que la forma de transacción de trueques es M-M, en la producción de mercancías desarrolladas, la forma de cambio se convierte en M-D-M. Así, la función y el propósito del dinero es dividir el acto del cambio en dos partes que, por la naturaleza misma del caso, pueden estar separadas en el tiempo y en el espacio.
Lo que tal vez no sea generalmente admitido es el hecho de que la organización de la producción por medio del cambio privado, en la forma ya dicha, lleva consigo la posibilidad de una crisis de índole tal que sería inconcebible en una economía más simple, en la que el trabajo estuviera organizado y los productos fuesen compartidos bajo la dirección de una sola autoridad. Mientras que en formas anteriores de la sociedad el desastre económico era sinónimo de escasez insólita, encontramos aquí por primera vez esa forma peculiarmente civilizada de la crisis económica, la crisis de sobreproducción. Sería absurdo decir que la causa de la crisis es la sobreproducción; por el contrario, es obvio que la sobreproducción es el resultado de la crisis. La causa ha de buscarse en las circunstancias que indujeron al productor A a interrumpir el proceso de cambio de sus propios productos. Si logramos por qué A vendió y no pudo comprar, habremos descubierto la causa de la crisis, al menos en sentido aproximado.
Seguramente, algún acontecimiento catastrófico puede interrumpir la circulación en las condiciones de producción simple de mercancías, pero la crisis económica resultante sería probablemente una crisis de déficit agudo. El atesoramiento es una explicación concebible de una crisis de la índole descrita. Dicho atesoramiento, tiene lugar usualmente de modo gradual y en un largo periodo de tiempo. Pero es difícil advertir como podría el atesoramiento provocar una crisis de carácter violento y súbito a que estamos acostumbrados en el mundo moderno. Perece seguro que, excluidos lo factores externos, las crisis son improbables bajo la producción simple de mercancías.
- La ley de Say. Dicha ley sostiene que a una venta sigue invariablemente una compra por igual cantidad. Aceptando esta ley los economistas clásicos cerraron el camino a una teoría de la crisis; como resultado, sus contribuciones a la materia fueron fragmentarias y de escaso valor permanente.
Nadie advirtió esto más claramente que Marx. Quería eliminar toda duda sobre la naturaleza de la posibilidad formal de las crisis y la sobreproducción en las sociedades productoras de mercancías, y abrir el camino a un análisis de las causas de la crisis.
Ricardo negaba la posibilidad de la sobreproducción de la siguiente manera: "un hombre no produce sino con el propósito de consumir o vender y nunca vende sino con la intención de comprar alguna otra mercancía que pueda serle útil".
Marx ridiculiza este pensamiento de esta forma; en realidad no está uno obligado a comprar sólo porque haya vendido. La venta y la compra están separadas en el tiempo y en el espacio. El dinero es el medio por el cual el cambio se divide en dos transacciones separadas y distintas, la venta y la compra. Si uno vende y deja de comprar el resultado es la crisis y la sobreproducción.
- El capitalismo y las crisis. La forma de circulación M-D-M, característica de la producción simple, se convierte bajo el capitalismo en D-M-D. En el primer caso, y desde el punto de vista del valor de uso la primera M sólo posee un pequeño valor de uso, en tanto que la segunda M tiene un valor de uso mayo. El segundo caso en del todo diferente. El capitalista inicia su carrera con dinero (D) lanzándolo a la circulación, a cambio de fuerza de trabajo y medios de producción (C). Después de cumplido el proceso de producción, reaparece en el mercado con mercancías que transforma de nuevo en dinero (D). Tanto la primera D como la segunda representan valor de cambio, pero ningún valor de uso. El capitalismo es peculiarmente susceptible a la crisis y a la sobreproducción.
Debido a la naturaleza misma del proceso de circulación, cada capitalista individual tiene que escoger de continuo entre dos líneas de acción alternativas; debe devolver un capital a la circulación o conservarlo. Es un principio aceptado que si la tasa de ganancia desciende por debajo del nivel ordinario en cualquier industria particular, los capitalistas retirarán su capital de esa industria para colocarlo en otra. Sin embargo, si la tasa de ganancia desciende más allá del nivel ordinario en todas o casi todas las industrias al mismo tiempo, nada puede ganarse con pasar de una a otra.
La verdad es que lo único que se requiere para producir una crisis es un descenso en la tasa de ganancia más allá de su nivel ordinario, suficiente para inducir a los capitalistas a retener su capital en forma de dinero, esperando la vuelta de condiciones favorables.
Parece que la dificultad estriba en que el tipo de interés es demasiado alto pero, lo que realmente significa, es que antes que prestar su capital a los empresarios a tipos inferiores, los capitalistas prefieren conservarlo en forma de dinero. Lo más importante es la creencia capitalista de que probablemente los tipos inferiores de interés serían desusados y anormales y que, por lo tanto, desde un punto de vista puramente pecuniario sería más prudente posponer las actividades de préstamo hasta que la demanda hubiese llegado a los actuales o tal vez más altos tipos.
Sólo se ha intentado demostrar lo que la moderna teoría del ciclo económico pasa por alto, a saber, que aun faltando las disposiciones institucionales que den origen a un mercado de dinero y a un tipo de interés, la producción capitalista seguirá sujeta a las crisis provocadas por las fluctuaciones en la tasa de la ganancia. La implicación más importante es que no se puede esperar que las intromisiones en el sistema monetario, en cualquier grado que fueren, pongan término a las crisis capitalistas.
- Los dos tipos de crisis. En este punto, y visto todo lo anterior, parece apropiada la ley de la tendencia descendente de la tasa de ganancia. Mostramos en líneas pasadas que el proceso de la acumulación del capital lleva consigo una tendencia de la tasa de la ganancia a descender. Si esta tendencia no se elimina parece claro que el resultado pueden ser las crisis.
Es importante darse cuenta de que la tendencia descendente de la tasa de ganancia fue deducida sobre la base de la suposición de que las condiciones de la ley del valor se satisfacen plenamente; en otras palabras, del principio al fin del análisis se supuso que todas las mercancías se vendían en sus valores de equilibrio.
Llegados hasta aquí, es fundamental distinguir entre las crisis relacionadas con la tendencia descendente de la tasa de la ganancia y las crisis de realización. El capitalista práctico, probablemente, no verá ninguna diferencia: para él la dificultad estriba en la lucratividad insuficiente, sea cual fuere su causa. Pero desde el punto de vista del análisis causal, los dos tipos de crisis plantean problemas diversos. En un caso tenemos que ver con movimientos en la tasa de plusvalía y en la composición del capital, quedando intacto el sistema del valor; en el otro, tenemos que ver con las fuerzas todavía no especificadas que tienden a crear un déficit general en la demanda efectiva de mercancías, no, sin duda, en el sentido de que la demanda sea insuficiente para comprar todas las mercancías ofrecidas, sino de que es insuficiente para comprarlas todas con una tasa de ganancia satisfactoria. El punto de partida de la crisis es, en ambos casos, un descenso de la tasa de la ganancia.
"Teoría del desarrollo capitalista". Paul M. Sweezy

1 comentario:

Helena dijo...

Este autor no define el capitalismo como la propia acumulación de capital, sino que nos muestra que el capitalismo, además, se basa en las relaciones laborales.